8 jul 2013

Morgana revisitada

por María Cristina Güntsche




En su avance contra el mundo que consideraba pagano, el cristianismo redujo las diosas celtas a la condición de hechiceras. No se trata de relato histórico, sino de leyendas y mitos mucho más potentes que lo fáctico, ya que orientan la conducta social y pueden llegar a convertirse en hechos históricos. En este caso, la desacralización de las diosas y la tergiversación de la leyenda, fenómeno iniciado en el siglo IV con el Emperador Constantino e instalado ya en el siglo VI-VII, allanó el camino a las hogueras de la Inquisición, donde miles de “hechiceras” murieron entre los siglos XII y XVIII. Contrariamente a lo que se cree, católicos y protestantes participaron por igual en el exterminio y, en todas partes incluso las colonias de América, compartieron la responsabilidad de llevarlo a cabo las respectivas máximas autoridades eclesiásticas y el Estado.

Uno de los casos en que, aún transformados, continuaron vivos los mitos y leyendas celtas fue la tradición artúrica, originariamente oral, que volcaron al papel numerosos autores. Aunque el más reconocido es Sir Thomas Malory y su gran obra Le Mort d’Arthur de 1485, que no sólo resume escritos anteriores sino que hace el relato más accesible al público definitivamente cristianizado. El héroe por supuesto es Arturo y Malory dedica los primeros capítulos a su origen.

Uther Pendragon era rey de “toda Inglaterra”, pero un poderoso duque, Gorlois de Cornualles, resistía su avance y además Igraine, su esposa, era reconocida por su belleza. El rey Uther convocó a la pareja a su presencia y los recibió con grandes halagos. Pero Igraine de inmediato adivinó sus lujuriosas intenciones y sugirió a su marido que volvieran de inmediato y sin anunciarlo al castillo Tintagel, en Cornualles. El rey defraudado se enfureció al enterarse de la súbita partida y decidió matar al duque y apoderarse de Igraine. Merlín entonces le propuso una treta para consumar sus deseos: tras matar al duque asumiría su apariencia y entraría al castillo y al lecho de Igraine sin que nadie ofreciera resistencia. Concebirían un hijo que, apenas nacido, Pendragon debería entregar a Merlin, quien haría de él un rey cristiano al que todos los líderes de Gales, Bretaña e Irlanda aceptarían por tener también esa ascendencia de su madre.

Todo resultó según lo previsto sin que nadie notara el engaño, excepto Morgana, tercera hija del duque e Igraine, que por entonces tenía poco más de dos años. Como todas las niñas que mostraban visión interior y otras aptitudes para la vida mística asistió a una escuela de sacerdotisas de las que desde la antigüedad florecían en Bretaña e Irlanda. Por supuesto, Malory relata que “la mandaron a un convento, donde se convirtió en una gran maestra de la nigromancia”.

La tradición artúrica considera a Morgana la eterna enemiga de su medio hermano Arturo y de Merlín, porque se oponía y trataba de desbaratar sus planes. No obstante, después de la batalla de Canlan donde Arturo es herido gravemente, Morgana es una de las tres misteriosas reinas que vienen a buscarlo para sanarlo en Avalon. Así Arturo vivirá eternamente. Godofredo de Monmouth, autor que recoge la antigua tradición mucho antes que Malory, cuenta que en Avalon – una isla en el mar – viven nueve hermanas y que la principal de ellas es Morgana, la más bella y versada en el arte de curar. Conoce las propiedades útiles de todas las hierbas, puede mudar de forma y surcar el aire con alas nuevas como Dédalo.

Morgana también era antagonista de Ginebra, la esposa de Arturo, pues como antiguas diosas representaban los grandes ciclos de la vida: otoño-invierno la primera y primavera verano la segunda. A Ginebra el cristianismo la convirtió en “la novia florida”, cuyas funciones y atributos estaban indisolublemente vinculados al varón a quien se hallara supeditada. Pudo así integrársela como único modelo femenino, cuya realización dependía del buen matrimonio y la maternidad, que por supuesto también incluía la infidelidad y su castigo. En cambio, no cabía en el cristianismo y el mundo medieval el modelo de mujer “a la par del hombre”, con funciones, propósitos y aspiraciones que no dependieran de él y con una vida sexual ajena a lo institucional.

Es muy difícil incluso para nosotros en la actualidad imaginar un mundo de absoluta igualdad entre los géneros. Por lo general, tendemos a considerar “hombrunos” los modelos femeninos que buscan actuar y abrirse paso sin dependencia de un varón ni referencia a él. Incluso hay mujeres que para lograrlo adoptan roles y actitudes masculinas, como si no pudiera hacerse simplemente siendo femeninas. Por supuesto, se trata de una muy difícil transición tras milenios de negación y eliminación “a sangre y fuego” de la igualdad femenina.

5 jul 2013

El Socialismo Libertario


Quererse  libre es quererse en un mundo en el  que  el  valor humano de uno y de los demás, cobre categoría de tal en reemplazo del hombre-mercancía, del hombre-productor o consumidor.
Quererse libre es no desear un mundo de trabajo imbecilizante sino  humanizante, en donde la producción sea el correlato material de la solidaridad y donde cada cual produzca según su posibilidad, recibiendo según su necesidad. No según la necesidad que el Estado quiera fijar.
Quererse libre no es quererse simplemente en un mundo socialista en el que el autoritarismo de unos reemplace al de la etapa anterior. Es querer un mundo socialista sin Estado.
Quererse libre es quererse con intimidad y ser para otros garantía de la intimidad. Es quererse individuo pleno y sentir el para-sí y para-otro con la misma fuerza solidaria.
No es quererse libre explotar y ser explotado, controlar y ser controlado, espiar y ser espiado.
Quererse libre es por consiguiente: quererse en un mundo humanista, no autoritario, no burocrático, no partidario, sino paradisíaco.  En un mundo que siempre estuvo en el corazón de los hombres buenos y acicateo su imaginación y sus obras fuera de la época, fuera de la prehistoria en que vivieron.
Quererse libre es querer salir de la prehistoria produciendo una ruptura  temporal y entrar en la historia verdadera y cálidamente humana.
Quererse libre es querer una sociedad en la que no se sienta el freno o el control, sino la total incapacidad de ejercer cualquier violencia propia de la prehistoria humana.
Quererse libre es querer un mundo en el que no sea necesario utilizar la palabra "amor" por pudor y por sobreentendida.
Quererse libre es querer una sociedad en donde el ateísmo no esté reprimido y en donde la religión interior y personal no sea una fuga de la realidad.
Quererse libre es querer un mundo en que la razón y el saber no tengan ya inquisiciones y en el que incluso la poesía pueda oponerse a la razón sin división interna del poeta.


Del “Manual del Poder Joven”, de H.Van Doren, Mendoza, Argentina, 1971


4 jul 2013

El amigo de la humanidad

por John Dos Passos





Gene Debs era un ferroviario,
nacido en Terre Haute, en una cabaña de tablas gastadas.
Era uno de los diez hijos.


Su padre había venido a América en un barco a vela en el 49.
era un alsaciano de Colmar, no de los que hacen fortuna, sino un entusiasta de la música y la lectura
dio a sus hijos la oportunidad de terminar la escuela nacional, y eso fue todo lo que pudo hacer
A los quince años, Gene ya trabajaba como maquinista en el ferrocarril de Indianápolis y Terre Haute,
Trabajó como fogonero de una locomotora,
empleado de comercio,
frecuentó el local de la Hermandad de Fogoneros, fue elegido secretario, viajó por todo el país como organizador.
Era un hombre alto de pies vacilantes, tenía una especie de retórica borrascosa que encendía a los obreros ferroviarios en sus salones de madera de pino,
los hacía aspirar al mundo que él quería,
un mundo de hermanos donde cada uno
lo repartiera todo equitativamente.
“No soy un dirigente laborista. No quiero que ustedes me sigan a mí, ni a ningún otro. Si están buscando un Moisés que los saque de la confusión del capitalismo, se quedarán donde están. Aunque pudiera no los llevaría a esa tierra prometida, porque si yo pudiese hacerlos entrar, cualquiera podría hacerlos salir”.
Hablaba así a cargadores, fogoneros, guardagujas y maquinistas, diciéndoles que no era suficiente organizar a los ferroviarios, que todos los obreros debían organizar una república cooperativa.
Fogonero durante muchas largas recorridas nocturnas,
bajo el humo, un fuego lo consumía, lo quemaba en borrascosas palabras que latían en los salones de madera de pino. Quería que sus hermanos fueran hombres libres.
Aquello fue lo que él vio en la multitud que lo recibió en el depósito de Old Wells Street, cuando salió de la cárcel después de la huelga de los pullman.
aquellos eran los hombres que le dieron 900.000 votos en 1912, y asustaron a los hombres de frac y sombrero de copa, y las mujeres cubiertas de diamantes de Saratoga Springs, con el fantasma de un presidente socialista.
¿Dónde estaban los hermanos de Gene Debs en 1918, cuando Woodrow Wilson lo hizo encarcelar en Atlanta por hablar contra la guerra?
¿dónde estaban los grandes hombres entusiastas del whisky y cada uno entusiasta del vecino, mansos paseantes contadores de historias en los bares de los pueblos del Medio Oeste?
hombres tranquilos que querían una casa con un porche, y una mujer gorda para prepararles la comida, unos cuantos tragos y cigarros, un jardín donde cavar y camaradas con que mascar su rabia,
y querían trabajar para conseguirlo
y que los otros trabajaran para eso?
¿Dónde estaban los fogoneros de locomotoras y maquinistas cuando lo echaron a puntapiés de la penitenciaría de Atlanta?
Y lo trajeron de vuelta a morir en Terre Haute,
a sentarse en su porche en una mecedora, con un cigarro en la boca, su esposa colocando a su lado rosas American Beauty en un florero; y la gente de Terre Haute, y la de Indiana, y la del Medio Oeste, lo amaban y lo temían, y lo consideraban como un viejo tío bondadoso que los quería y deseaban estar con él porque les regalaba caramelos, pero le tenían miedo como si hubiera contraído una enfermedad social, sífilis o lepra, y pensaban que era una lástima,
pero a causa de la bandera,
y de la prosperidad,
y para asegurar la democracia en el mundo
tenían miedo de estar con él,
o de pensar mucho en él por miedo de creerle,
porque había dicho:
“Mientras haya una clase pobre, perteneceré a ella; mientras haya una clase criminal, estaré con ella; mientras haya un alma en prisión, no seré libre”.





Del libro Paralelo 42 de John Dos Passos

2 jul 2013

Los dos polos del alma china

Por Mario Rodríguez Cobos



India y China
El espíritu Chino, parece aplicarse desde un momento a la realidad objetiva y específicamente, a la consolidación de las formas políticas.
La India aparece atribulada por el problema de dependencia del hombre a lo cósmico, de lo cósmico al ser, y esto pretende ser resuelto en un fatalismo sin salida. El espíritu Chino salta todo problema de conocimiento para aplicarse a una antropología, y ubicado el hombre sobre su circunstancia trata de hacerlo accionar sobre ella.
La relación entre estos dos pueblos no puede ser desde la teoría de la acción, más dispar.
La India no crea políticos, la China crea sobre todo políticos y educadores. En toda su épica se refiere a la conducción del hombre en sociedad.
La India es primitivamente aislacionista y su posición actual parece ser una manifestación de esto mismo. La China es fundamentalmente comunitaria y su posición actual explica también su comportamiento primitivo.

Confucio y Lao-Tse
El primero (500 a.C.) hijo de una familia feudal entró joven al servicio del soberano de su país. Como Chino del Norte era formalista, sobrio y en una palabra jurídico. Un moralista práctico, no un reformador de ideas religiosas, que más bien acepta con actitud de reservado miramiento.
Lao-Tse (604 a.C.), hijo de un rústico, chino meridional, hombre de libros, incapaz de actuar públicamente. Huyendo a la soledad como bibliotecario de un templo escribe el Tao-teking. Tao significa sendero. Te es la virtud ordenadora, su doctrina es afín con el espíritu Indo. Con Lao-Tse el camino de la China estaba abierto para las doctrinas de Buda. Los dos polos del alma China recibieron su nombre conquistando influjo con los dos contemporáneos: Confucio y Lao-Tse. Fue difundiéndose desde las privilegiadas minorías a los sectores mayoristas.
El magma, las raíces de China son Taoísta y Budista. El Taoísmo comenzó y se expandió en el campo, al mismo tiempo que el Confucianismo fue adoptado por las ciudades. La doctrina oficial del Emperador fue el Confucianismo, mientras que el Taoísmo (la doctrina no-oficial, proveniente del campo) fue perseguido. Para evitar la persecución, el Taoísmo se sumergió y creció con la formación de grupos subterráneos.  Este fue el inicio de sociedades secretas que más tarde aparecieron en las ciudades, producto de las migraciones desde el campo. 
Tal vez, el Confucionismo rigiera la vida cotidiana: formal, lenta, sin emociones ni altibajos, pero siempre se mantuvo en lo oscuro de las capas sociales en ligas religiosas y en organizaciones esotéricas el espíritu demoníaco de Lao-Tse.

Treinta rayos convergen hacia el centro de una rueda, pero es el vacío del centro el que hace útil a la rueda. Con arcilla se moldea un recipiente, pero es el espacio que no contiene arcilla el que usamos como recipiente. Abrimos puertas y ventanas en una casa, pero es por sus espacios vacíos que podemos utilizarla. Así, de la existencia provienen las cosas y de la no existencia su utilidad.
Tao Te King



Del escrito “Historia del siglo XX”, de 1963


1 jul 2013

El año sin verano





1816 fue El año sin verano. Bajó un grado la temperatura global promedio en todo el planeta y, como consecuencia, se congelaron las cosechas y murió el ganado. El Hemisferio Norte padeció una prolongada escasez de alimentos. Esta anomalía climática resultó de la combinación de un período de radiación solar inusualmente baja (llamado Dalton Minimum) y un invierno volcánico, ocasionado por una serie de erupciones que culminaron en 1815 con la del Monte Tambora de la isla Sumbawa, en Indonesia, que fue la mayor explosión volcánica conocida en más de 1300 años. Se clasificó con 7 de índice de explosividad volcánica y la isla prácticamente desapareció. Se produjo una oleada de tsunamis. La impresionante cantidad de polvo atmosférico acumulada en forma de nube se desplazó llevada por los vientos. La luz solar no pasaba a través de la atmósfera y eso ocasionó el descenso de la temperatura en todo el mundo.

Las precipitaciones pluviales aumentaron un 80% del promedio, las tormentas (eléctricas) eran intensas y continuas, y desbordaron los principales ríos de Europa, incluso el Rin. Bajó la temperatura de los mares Báltico, Norte y Mediterráneo y cambiaron sus patrones de circulación y la dirección y velocidad de los vientos. Siguieron abruptamente sequías y consecuentes hambrunas que se prolongaron durante más de 3 años.

Europa, que todavía se recuperaba de las guerras napoleónicas padeció una prolongada escasez de alimentos que, particularmente en el Reino Unido y Francia, ocasionaron revueltas y el asalto a los grandes depósitos de granos. En Irlanda, ocurrió una epidemia de tifus ocasionada por el hambre, en 1816 y 1819. Se estima que murieron 100.000 irlandeses. En Suiza, la tasa de mortalidad de 1816 duplicó el promedio anual. En Europa en total murieron más de 200.000 personas.

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En 1816 Lord Byron alquiló la Villa Diodati, una mansión en Colonia, junto al Lago Ginebra. Allí residieron durante los meses del verano inexistente él mismo, su compañera Claire Clairmont, hermanastra de Mary Wollstonecraft Godwin, futura esposa de Percy Shelley, éste, John William Polidori, médico personal de Lord Byron, y otros invitados. La lluvia incesante, la humedad y el clima deplorable los mantuvieron encerrados buena parte del tiempo.

Una noche lluviosa del 16 de junio de 1816 después de haberse leído en voz alta una colección de cuentos de terror, titulada “Cuentos de los muertos”, Lord Byron sugirió un concurso: cada uno escribiría una historia de fantasmas y ganaría quien lograra producir mayor terror. Shelley produjo “Un fragmento de cuento de fantasmas” y cinco cuentos más reunidos y publicados con posterioridad a su muerte. Mary Shelley, quien por entonces tenía 18 años, escribió un cuento que más tarde evolucionaría hasta convertirse en la novela Frankenstein o El moderno Prometeo. Lord Byron escribió y abandonó rápidamente un fragmento de novela y, al mismo tiempo, se inspiró para escribir un poema, Darkness (oscuridad). El protagonista del fragmento de novela abandonado fue retomado por Polidori quien escribió más tarde su obra “El vampiro”, el primer cuento de vampiros publicado en Londres y precursor de Drácula.

Estos escritores que más tarde fueran denominados “románticos”, representaban la rebeldía y la inadaptación a la sociedad de su tiempo, pero también su fe en la humanidad. Encerrados en la villa y en ese paisaje fantasmal, ellos fueron protagonistas de un fenómeno de inspiración conjunta que influyó enormemente la literatura de los siguientes años.

Y fue con ese telón de fondo que una noche de junio Mary Shelley soñó con Frankestein.

“Vi, con los ojos cerrados pero con una nítida imagen mental, al pálido estudiante de artes impías, de rodillas junto al objeto que había armado. Vi al horrible fantasma de un hombre extendido y que luego, tras la obra de algún motor poderoso, éste cobraba vida, y se ponía de pie con un movimiento tenso y poco natural. Debía ser terrible; dado que sería inmensamente espantoso el efecto de cualquier esfuerzo humano para simular el extraordinario mecanismo del Creador del mundo”.