1 jul 2013

El año sin verano





1816 fue El año sin verano. Bajó un grado la temperatura global promedio en todo el planeta y, como consecuencia, se congelaron las cosechas y murió el ganado. El Hemisferio Norte padeció una prolongada escasez de alimentos. Esta anomalía climática resultó de la combinación de un período de radiación solar inusualmente baja (llamado Dalton Minimum) y un invierno volcánico, ocasionado por una serie de erupciones que culminaron en 1815 con la del Monte Tambora de la isla Sumbawa, en Indonesia, que fue la mayor explosión volcánica conocida en más de 1300 años. Se clasificó con 7 de índice de explosividad volcánica y la isla prácticamente desapareció. Se produjo una oleada de tsunamis. La impresionante cantidad de polvo atmosférico acumulada en forma de nube se desplazó llevada por los vientos. La luz solar no pasaba a través de la atmósfera y eso ocasionó el descenso de la temperatura en todo el mundo.

Las precipitaciones pluviales aumentaron un 80% del promedio, las tormentas (eléctricas) eran intensas y continuas, y desbordaron los principales ríos de Europa, incluso el Rin. Bajó la temperatura de los mares Báltico, Norte y Mediterráneo y cambiaron sus patrones de circulación y la dirección y velocidad de los vientos. Siguieron abruptamente sequías y consecuentes hambrunas que se prolongaron durante más de 3 años.

Europa, que todavía se recuperaba de las guerras napoleónicas padeció una prolongada escasez de alimentos que, particularmente en el Reino Unido y Francia, ocasionaron revueltas y el asalto a los grandes depósitos de granos. En Irlanda, ocurrió una epidemia de tifus ocasionada por el hambre, en 1816 y 1819. Se estima que murieron 100.000 irlandeses. En Suiza, la tasa de mortalidad de 1816 duplicó el promedio anual. En Europa en total murieron más de 200.000 personas.

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En 1816 Lord Byron alquiló la Villa Diodati, una mansión en Colonia, junto al Lago Ginebra. Allí residieron durante los meses del verano inexistente él mismo, su compañera Claire Clairmont, hermanastra de Mary Wollstonecraft Godwin, futura esposa de Percy Shelley, éste, John William Polidori, médico personal de Lord Byron, y otros invitados. La lluvia incesante, la humedad y el clima deplorable los mantuvieron encerrados buena parte del tiempo.

Una noche lluviosa del 16 de junio de 1816 después de haberse leído en voz alta una colección de cuentos de terror, titulada “Cuentos de los muertos”, Lord Byron sugirió un concurso: cada uno escribiría una historia de fantasmas y ganaría quien lograra producir mayor terror. Shelley produjo “Un fragmento de cuento de fantasmas” y cinco cuentos más reunidos y publicados con posterioridad a su muerte. Mary Shelley, quien por entonces tenía 18 años, escribió un cuento que más tarde evolucionaría hasta convertirse en la novela Frankenstein o El moderno Prometeo. Lord Byron escribió y abandonó rápidamente un fragmento de novela y, al mismo tiempo, se inspiró para escribir un poema, Darkness (oscuridad). El protagonista del fragmento de novela abandonado fue retomado por Polidori quien escribió más tarde su obra “El vampiro”, el primer cuento de vampiros publicado en Londres y precursor de Drácula.

Estos escritores que más tarde fueran denominados “románticos”, representaban la rebeldía y la inadaptación a la sociedad de su tiempo, pero también su fe en la humanidad. Encerrados en la villa y en ese paisaje fantasmal, ellos fueron protagonistas de un fenómeno de inspiración conjunta que influyó enormemente la literatura de los siguientes años.

Y fue con ese telón de fondo que una noche de junio Mary Shelley soñó con Frankestein.

“Vi, con los ojos cerrados pero con una nítida imagen mental, al pálido estudiante de artes impías, de rodillas junto al objeto que había armado. Vi al horrible fantasma de un hombre extendido y que luego, tras la obra de algún motor poderoso, éste cobraba vida, y se ponía de pie con un movimiento tenso y poco natural. Debía ser terrible; dado que sería inmensamente espantoso el efecto de cualquier esfuerzo humano para simular el extraordinario mecanismo del Creador del mundo”.

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