La
palabra Zen deriva del sánscrito dhyana, es el nombre en japonés de una
tradición del budismo Mahayana, cuya práctica se inicia en China con el nombre
de Chan.
Aunque
el significado de dhyana es meditación, pareciera que para el Zen no es
indispensable la práctica de la meditación formal.
El
Budismo zen es un camino y concepción de la vida que no pertenece a ninguna de
las categorías formales del pensamiento occidental moderno.
No
es una religión ni una filosofía; no es una psicología o cierto tipo de
ciencia.
Es
un ejemplo de lo que en la India y en la China se conoce como un "camino
de liberación", y en este sentido es similar al Taoísmo, al Vedanta y al
Yoga
Boddhidharma
De
acuerdo a los relatos tradicionales, el Zen llegó a China de manos de un monje
indio llamado Bodhidharma en el siglo VI.
Otras
versiones llevan a suponer que no ha habido una Escuela dhyana o zen en China
hasta unos doscientos años después de la época de Bodhidharma.
La
tradición narra una entrevista de Bodhidharma con el emperador Wu de Liang que
retrata el estilo directo de este monje
El emperador le contó todo lo que había hecho para promover la práctica del Budismo y le preguntó qué mérito había ganado con ello,
Pero Bodhidharma replicó: "¡Absolutamente ningún mérito!"
Esto socavó la idea que el emperador tenía del Budismo al punto de que preguntó: "¿Cuál es, entonces, el primer principio de la doctrina sagrada?"
Bodhidharma replicó: "Está todo vacío; no hay nada sagrado."
Entonces preguntó el emperador: "¿Y quién eres tú para estar aquí ante nosotros?"
Bodhidharma replicó: "No sé."
Esta
actitud extraña era la antítesis misma de la corriente entre los budistas
indios de la época, pero gustó a los chinos.
Después
de esta entrevista, tan poco satisfactoria para el emperador, Bodhidharma se
retiró a un monasterio en Wei, donde se dice que pasó nueve años en una
caverna, "mirando la pared".
Así
permaneció Bodhidharma hasta que se le aproximó el monje Hui-k'o, que habría de
convertirse en el sucesor de Bodhidharma como Segundo Patriarca
Como los maestros del Zen nunca han sido proselitistas, Hui-k'o tuvo que perseverar mucho hasta obtener finalmente una entrevista con aquél.
Hui-k'o adujo que, como su espíritu no estaba en paz, Bodhidharma había de pacificárselo.
Bodhidharma replicó: “Tráeme tu espíritu y lo pacificaré”.Hui-k'o, después de considerar, reconoció que por mucho que buscara su espíritu no podía hallarlo.
“Ahí tienes – repuso Bodhidharma-; he pacificado tu espíritu”.En ese momento Hui-k'o experimentó su despertar, su satori, de modo que este diálogo resulta ser el primer ejemplo del característico método Zen de instrucción wen-ta, o "de preguntas y respuestas", que a veces se denomina vagamente "el cuento Zen".
La
mayor parte de la literatura Zen consiste en estas anécdotas, muchas de ellas
más enigmáticas que ésta. Su finalidad es siempre precipitar en la mente del
que pregunta cierto tipo de súbita conciencia, o poner a prueba su profundidad
Los maestros Zen
Los
monjes comenzaron a establecerse en comunidades sostenidas por dotes. De estas
comunidades se separaron los primeros maestros del Zen, prefiriendo vivir en
alguna remota zona montañosa.
La
escuela Zen insiste tradicionalmente en la importancia de maestros adiestrados
y probados, que puedan ayudar a sus discípulos a emprender el camino que ellos
mismos han recorrido, y confirmar esa visión clara, esa comprensión intuitiva.
Tal
asistencia se denomina "transmisión".
Los
Maestros del Zen, más que maestros son guías.
Fundamentalmente
se trata de la obra de espíritus muy sensibles y perceptivos que estudian el
funcionamiento interno de sus propias mentes.
Las
enseñanzas y biografías de los maestros del Zen fueron puestas por escrito por
sus discípulos. Ellos mismos nada escribieron, sólo enseñaron. Lo que enseñaron
no era budismo o Zen, sino un modo de vida.
Como
señala Christmas Humphreys: “Se trata de la experiencia espiritual de maestros
que llevaron el pensamiento hasta su límite para luego trascenderlo.
Tal
la plataforma mental desde la cual el devoto del Zen, alentado por la
instrucción que su maestro le imparte, salta a lo desconocido y encuentra… el
Sí-mismo interior.
Y
cuando encuentra así su sí-mismo, descubre que es también todos los demás
sí-mismos”.
“Mira
dentro: tú eres el Buddha”.
La
posición básica del Zen es que no tiene nada que decir, nada que enseñar. La
verdad del budismo es tan evidente por sí misma que lo único que se consigue al
explicarla es ocultarla. Por tanto el maestro no "ayuda" al discípulo
de ninguna manera, puesto que ayudar sería en realidad entorpecer. Por el
contrario, sale a ponerle obstáculos y barreras en el camino del estudiante.
Como
enseñaba Wu-men, satori llega sólo cuando uno ha agotado su propio pensamiento,
sólo cuando uno está convencido de que la mente no puede apresarse a sí misma.
No
se practica el Zen para convertirse en Buddha; se lo practica porque uno ya es
Buddha desde el comienzo, y esta "realización original" es el punto
de partida de la vida Zen.
"El maestro Po-chang tenía el hábito de indicar la vida zen a sus discípulos con el dicho: "No te apegues, no busques."Cuando se le preguntó acerca de cómo buscar la naturaleza del Buddha contestó: "Se parece mucho a cabalgar un buey en busca del buey."
El cuento Zen
Un monje dijo al maestro Seppó:-Me he rapado, he vestido la túnica, he profesado los votos: ¿por qué no soy considerado un Buddha?El maestro repuso:-Nada mejor que una ausencia de buenas cualidades.
Dos monjes en peregrinación llegaron al vado de un río.
Allí vieron a una muchacha vestida con todas sus galas y evidentemente sin saber qué hacer, pues las aguas estaban altas y no quería estropearse la ropa.
Uno de los monjes la cargó sin más ni más sobre su espalda, la llevó a través del río y la depositó en tierra firme, luego ambos continuaron su camino.
Pero el otro monje comenzó a quejarse: -Sin duda no es correcto tocar a una mujer; va contra los mandamientos tener contacto con mujeres; ¿cómo puedes ir tú contra las reglas monásticas? –y continuó sin cesar en el mismo tono.El monje que había trasportado a la muchacha seguía andando en silencio, hasta que finalmente observó:-Yo la dejé junto al río. Pero tú todavía la llevas encima.
En una ocasión, cuando un monje preguntó al maestro Nansén: -¿A dónde habrá ido el maestro dentro de cien años? El maestro respondió: -Seré un cebú. Preguntó el monje: -¿Me será dado seguiros, o no? El maestro Nansén dijo: -Si me sigues, tráete un bocado de pasto.
El maestro Basó enseñaba: “El Corazón es el Buda”.
Más tarde, cambió esta forma de medicina y enseñó: “Ni corazón ni Buda”.
El maestro Daibái (Gran Ciruela), había alcanzado el despertar con ocasión del aforismo de Basó “El Corazón es el Buda”.
Para ponerlo a prueba, Basó envió un monje a interrogarlo.
El maestro Daibái contó cómo había preguntado al maestro Basó: “¿Qué es el Buda?” y había despertado al oír: “El Corazón es el Buda”.Dijo el monje:-El maestro Basó ha cambiado su doctrina. Ahora dice: “Ni corazón ni Buda”.-¡Vaya con el viejo que se ha propuesto confundir a la gente! Que diga lo que quiera; yo me atengo a “El Corazón es el Buda”.Cuando el maestro Basó se enteró de esto, asintió con la cabeza y comentó:-La Gran Ciruela está madura.
Orientaban
en la dirección de liberarse de la dependencia sicológica de la doctrina. Por
eso enseñaban a “no confundir la luna con el dedo que señala la luna”
A un maestro, en su lecho de muerte, su discípulo y próximo sucesor le preguntó:Maestro, ¿hay algo más que deba yo saber?No –dijo el maestro-, estoy plenamente satisfecho. Pero aun hay en ti una cosa que me preocupa.-¿Qué es? -preguntó el sucesor-. Por favor, decídmela para poder corregirla.-¿Sabes? – dijo el maestro-. Lo malo es que todavía apestas a Zen.
Bibliografía
La sabiduría del Zen, de Irmgard Schloegl
El camino del Zen, de Alan Watts
Budismo Zen y Psicoanálisis, de Daisetz Suzuki
El Budismo Zen, de Christmas Humphreys
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